Al convesar con sobrevivientes de terremotos escucharemos que ese evento les cambió la vida y la perspectiva de las cosas. Se preguntan si puede haber alguna experiencia más terrorífica y les cuesta imaginarla. Quizás la muerte de un ser querido la puede superar en angustia y llanto, sin embargo como cristianos adventistas hemos predicado que estas manifestaciones naturales son solo parte del principio del fin.
Cuándo será el fin de estas cosas y qué señales habrá de tu venida, le preguntaron a Jesús esa noche después de haber caminado por los rincones de Jerusalén. La pregunta vino a raíz de lo que él había dicho horas antes mientras contemplaba el magnífico Templo: Ven todo esto, les digo que no quedará piedra sobre piedra antes de que venga el fin.
Entonces como respuesta a la pregunta planteada por sus discípulos, Jesús da paso a una serie apocalíptica de señales y eventos que sucederían previos a la destrucción final. Un testigo presencial de este momento lo detalló para nosotros y lo podemos leer en Mateo 24:1-14.
El listado es conocido: aparecerán varios que dirán “yo soy el Mesías”, habrá guerras entre naciones y entre reinos; habrá pestes, hambruna y terremotos en diferentes partes del mundo. Pero esto no es todo dice Jesús, mis seguidores serán odiados, perseguidos, encarcelados, llegando incluso a morir en forma violenta. Y todavía hay más. Se levantarán falsos profetas que engañarán a muchos, el pecado aumentará y el amor se enfriará.
Sin duda el escenario descrito es escalofriante. Todo eso tiene que suceder antes de que no quede “piedra sobre piedra”. Antes del fin. Pero falta agregar algo, el texto concluye diciendo que el evangelio del reino será predicado en todo el mundo, para que todas las naciones lo escuchen; entonces vendrá el fin.
Cuando Jesús relata estos eventos venideros, está respondiendo dos preguntas muy precisas: cuándo ocurrirá la destrucción del Templo y qué señales habrán de tu venida.